Es bastante habitual que después de una comida copiosa, ya sea en un restaurante o en nuestra propia casa, se nos ofrezca la posibilidad de tomar licores con la excusa de que son “digestivos” y nos ayudarán a bajar todo lo que hemos ingerido. ¿Es realmente cierto? ¿Una dosis, por pequeña que sea, de alcohol mejorará nuestras funciones gástricas? Desde dueto cocina urbana nos gustaría ofrecer algo de luz en este tema.
Existe una gran variedad de opciones a nuestra disposición. Desde el whisky para los que quieren un sabor fuerte hasta otros más suaves como el orujo de hierbas o la crema de orujo. Pero, ¿de qué manera nos ayudará a sobrellevar los estragos de una comida con aperitivo, dos platos, postre y café?
Lo único cierto es que según la mayoría de los estudios, estos licores no están especialmente recomendados tras una comida con vino o cerveza. Así lo afirma, por ejemplo, Ramón Estruch, miembro del Comité Directivo de Obesidad y Nutrición del Instituto de Salud Carlos III.
Según se ha podido comprobar, estas bebidas, como por ejemplo el pacharán, no estimulan la secreción gástrica, aspecto que mejoraría la digestión tras una comida contundente.
Pese a que los licores no conseguirán una mejoría en nuestra función gástrica. sí que hay ciertas bebidas alcohólicas que pueden estimular la secreción, pero tendrán que serlo de graduación media o baja. En estos grupos nos podemos encontrar, por ejemplo, al vino dulce de postro o a los espumosos que mejorarán la digestión de la comida gracias a su efecto sobre la musculatura de nuestro estómago.
Así, es conveniente que no superen una graduación de 25º, muy alejados de los más de 40º (y hasta 60º) que puede llegar a tener el whisky. De hecho, en grandes dosis, el alcohol puede llegar a tener un efecto contrario a lo que se busca, dificultando la digestión tras una copiosa comida.
Pero entonces, ¿de dónde proviene la tradición de tomar un chupito de pacharán u otro licor tras la comida? Pese a que no hay ningún dato que esclarezca el tema, se cree que la creencia de que estas bebidas son digestivas proviene de la Edad Media, cuando los monjes destilaban licores con fines medicinales.
Es por ello que si no podemos resistirnos a tomar un licor tras la comida, lo más aconsejable será rebajarlo un poco en agua o apostar por los de hierbas, ya que están elaborados a partir de cortezas y raíces naturales.