Elaboración del vino

Los vinos que pertenecen a una Denominación de Origen han de someter la uva, antes de entrar a bodega, a un examen de calidad -incluso con participación de algún miembro del Consejo Regulador

Pasos para la correcta elaboración del vino. La importancia para crear un buen vino comienza en los viñedos, incluso en su localización, el suelo y la elección de la variedad de uva. Es necesario controlar todo el proceso: brotación, floración, embero (cambio de color de la uva) y el inicio de la madurez.

Una tarea fundamental será también escoger el momento idóneo para la vendimia, dependiendo de esa maduración. Del grado de corrección con el que se realice la vendimia depende, en gran medida, el éxito de todo el proceso de vinificación. Conviene no someter la uva, en su recolección, a presiones excesivas que puedan partir el grano sobre todo durante su traslado a la bodega.
Los vinos que pertenecen a una Denominación de Origen han de someter la uva, antes de entrar a bodega, a un examen de calidad -incluso con participación de algún miembro del Consejo Regulador- para certificar la idoneidad del producto y el cumplimiento de los estándares de calidad de la Denominación.
Una vez aprobadas pasa la uva a las tolvas y de allí a las cintas de recepción y a las despallidadoras que separan la parte herbácea del racimo de los granos de uva. De aquí llega al depósito donde se produce la fermentación alcohólica por la que el azúcar se convierte en alcohol. En este proceso se libera calor y gas carbónico que provoca la separación de la fracción líquida de la sólida (sombrero). Aquí, sobre todo en la piel, se encuentran los compuestos que determinarán el color, los aromas, que van a ser responsables del volumen y la estructura del vino.

Ahora hay que macerar, haciendo remontados, ese sombrero con la fracción líquida. Del número de días de maceración, del número de remontados va a depender la obtención de un vino más o menos estructurado. Se va analizando a diario el vino del depósito, tomando las decisiones pertinentes hasta que se decide que ha llegado el día del descubre. La crianza en barricas (a unas determinadas tasas de humedad y temperatura) es uno de los momentos cruciales del vino porque va a determinar en gran manera su estilo. La elección de las maderas de las barricas es importante -la mayoría son de roble americano y francés- aunque hay incluso en éstas factores determinantes como por ejemplo el suelo del bosque, la maduración de la madera e incluso el tonelero y esto es porque esas maderas ensalzan algunas de las características del vino (dulzón, madera, especiado, etc.)

Posteriormente pasa a la botella donde el vino culmina su crianza (se suaviza, redondea, aromatiza aún más) sometido a unas condiciones de quietud, penumbra y temperatura constante.

El vino no solo sirve para acompañar unos excelentes alimentos sino que su disfrute (hablamos siempre en proporciones saludables) es un elemento social que se comparte (con amigos, compañeros de trabajo, la propia pareja, etc.) para poder disfrutar aún más de toda su complejidad (sabor, aroma, matices, color… incluso la copa y el cristal en que se bebe). Un buen vino nunca se bebe recién descorchado, hay que dejarle tiempo para que se oxigene y siempre se debe servir en una copa transparente.