En dueto cocina urbana ya hemos abordado varias veces diferentes temas relacionados con el vino, como las clases diferentes que existen o sus propiedades más importantes. En esta ocasión nos gustaría abordar un aspecto realmente importante y que hemos de conocer: la conservación. ¿Por qué es tan básico? Simplemente porque será la manera de preservar su sabor.
Hoy en día podemos elegir entre una gran variedad de vinotecas que nos ayudarán a conservar cada botella en las mejores condiciones. Pero incluso con ella, hay ciertos aspectos que han de ser vigilados para no llevarnos desagradables sorpresas en el futuro.
Por ejemplo, la temperatura es uno de los factores que más afectan al vino. Hemos de procurar que no existan grandes cambios, tratando que nos movamos de forma constante entre los 9 y los 17ºC.
También es preciso que sepamos cuál es la humedad relativa, ya que lo ideal es que se mueva entre el 65 y el 80%. Con estos niveles preservaremos perfectamente cada botella. Si por algún casual tuviéramos más o menos, podríamos utilizar humidificadores o deshumidificadores para nivelarlo correctamente.
En este sentido, es aconsejable la utilización de un termómetro o una estación meteorológica en el lugar donde conservemos el vino, normalmente en nuestra despensa. Así, estaremos al tanto de todos estos valores y podremos actuar en consonancia si fuera el caso.
Por cierto, has de ser muy precavido para que tus botellas no reciban luz de forma directa, sobre todo la solar, ya que no ayuda para nada a su buena conservación, puesto que es un factor que acelera las reacciones químicas del vino.
Lógicamente también existirán otros factores que no estará en nuestra mano controlarlos, como la capacidad de envejecer que tengan los vinos. En este caso lo más importante siempre será el tipo (crianza, joven, reserva, dulce…), la acidez o el tipo de uva que se haya utilizado en su fabricación.
¿Sabes que los vinos han de guardarse siempre en posición horizontal o, en su defecto, boca abajo? La razón es que el caldo tenga contacto con el corcho para que no se seque y se encuentre siempre en el mejor de los estados. En cambio, en el caso de los espumosos, muchos fabricantes recomiendan ponerlos en posición vertical.
En último lugar, hemos de procurar que todos nuestros vinos cuenten con una buena ventilación para que no se encuentren en un ambiente demasiado seco y que podría ser perjudicial para su buena conservación.
Eso sí, antes de terminar tenemos que saber que los vinos blancos no se suelen conservar durante mucho tiempo, sino que es mucho mejor beberlo joven. En cambio, los rosados, tintos y dulces sí que permiten esta posibilidad. Para saber cuáles guardar y cuáles no, nunca deberás fiarte del precio, ya que uno que sea muy caro, por ejemplo, ya habrá sido guardado varios meses o años.
