Existe una buena cantidad de diferentes tipos de vino. No nos referimos al blanco, tinto o rosado, sino a otra clasificación algo más complicada de controlar para los no expertos o iniciados: Se trata de los jóvenes, crianzas, reservas o gran reservas. ¿Sabrías diferenciarlos y contar las características de cada uno? Desde dueto cocina urbana nos gustaría ayudarte con este tema.
Lo primero que tenemos que saber es que serán muchos los factores que influirán en la calidad final de uno de estos caldos. Algunas impensables, como el suelo donde esté plantada la cepa, hasta la forma de cultivo o la meteorología de la zona. Otras más normales, como el proceso de elaboración o de envejecimiento. Éstas y otras características es lo que terminará por crear diferentes tipos de vino.
En ocasiones, nos limitamos a decir que un vino joven o crianza serán de calidad aceptable, mientras que un gran reserva será muy bueno. Aunque es cierto que esto puede ser un factor importante, no tiene motivos para ser decisivo del todo.
Los diferentes tipos de vino se clasificarán según su proceso de envejecimiento. De esta manera encontramos los siguientes:
Vino joven
El vino joven suele recibir también otra denominación, la de “vino de año”. Básicamente se tratará de un caldo que ha pasado poco tiempo en barrica envejeciendo. Una de sus características principales es que tiene que ser consumido en el plazo de un año desde que sale de la bodega y llega al mercado, aunque lo realmente aconsejable es que hayan pasado, por lo menos, unos 6 meses. De esta manera, su sabor estará en el punto más álgido.
Vino de crianza
Hablar de esta modalidad no será tan sencillo como del vino joven, ya que depende mucho de lo que esté establecido en las diferentes Denominaciones de Origen, no habiendo un consenso total en este tema.
El crianza suele ser un vino de calidad cuyo procedimiento de envejecimiento es de, por lo menos, 24 meses. En este sentido, dentro de ese plazo, el caldo ha de haber pasado un periodo mínimo de 6 meses en barricas de madera de roble.
Por su parte, si hablásemos de un blanco o rosado crianza, el proceso de envejecimiento pasará de los dos años a sólo año y medio, es decir, 18 meses.
Vino reserva
El reserva tiene un periodo de envejecimiento de 36 meses, es decir, tres años. En todo ese periodo, tiene que haber pasado, por lo menos, 12 dentro de una barrica de madera de roble, pudiendo pasar el resto del tiempo en botella.
En el caso de los reservas que sean blancos o rosados, el periodo de envejecimiento para conseguir esta consideración será, por lo menos, de 24 meses.
Vino gran reserva
Por último, nos encontramos con el vino gran reserva, el que se presupone de una mayor calidad final. En esta ocasión, este caldo debe haber pasado, por lo menos, 18 meses en barrica de roble (año y medio) y 42 en botella (3 años y medio), por lo que su proceso de envejecimiento será de 5 años como poco.
Lo más habitual es que un gran reserva solamente salga de cosechas que son consideradas como sobresalientes. En cuanto a los blancos y rosados, deberán guardar un periodo de reposo de 48 meses en madera y en botella, aunque este plazo podría variar dependiendo de la Denominación de Origen.