La cadena del frío

En el mundo de la seguridad alimentaria hay un concepto clave: la cadena del frío. ¿Sabes de qué estamos hablando? ¿Eres consciente de los peligros que entraña que se rompa? Es innegable que una de las formas de evitarlo es contar con la adecuada maquinaria de hostelería en Málagao en cualquier otra ciudad.


En todos aquellos establecimientos en los que se manipulen productos destinados al consumo humano es elemental y obligatorio por ley atender a una serie de cuestiones. Como punto de partida, hay que tener muy claro que la pérdida de la temperatura óptima de refrigeración o congelación en cualquier etapa del procesado de los alimentos perjudica seriamente su seguridad y calidad. Por eso, mantener la cadena de frío es básico para tener la certeza de que estamos comiendo algo con las máximas garantías.



En esta tarea también hemos de tomar partido los consumidores finales tratando de preservar la cadena del frío. Hablamos de cadena porque, si surgen problemas en alguno de los eslabones, en consecuencia, estos afectarán al resto. Si se rompe la cadena del frío, empezarán a desarrollarse los microbios responsables de enfermedades.


Dicho de otra forma, se producirá la alteración del alimento por medio de reacciones enzimáticas degradantes. Por eso hay que poner especial atención en la fase de producción, transporte, almacenamiento y venta. Y por supuesto, también extremar las precauciones y buscar calidad al comprar maquinaria de hostelería en Málaga.


Para garantizar al consumidor que el producto se ha mantenido en un rango de temperatura seguro en el que se ha detenido la actividad de los microorganismos perjudiciales para la salud. Además, la cadena del frío hace que el alimento conserve sus características organolépticas y nutricionales.


Como ya sabrás, el frío retrasa la degradación del alimento y de sus propiedades sensoriales. De hecho, se recurre al hielo desde hace siglos para conservar los alimentos. Nuestros antepasados se dieron cuenta hace mucho de que el frío inhibe total o parcialmente los procesos alterantes como la degradación metabólica de las proteínas de los alimentos. Esto influye, en consecuencia, en el mantenimiento de sus propiedades sensoriales (olor, sabor, gusto).



Hay dos clases de conservación a través del frío: la refrigeración (corto o medio plazo desde días hasta semanas) y la congelación (a largo plazo). Recuerda que la formación de cristales de hielo por la congelación del agua contenida en los alimentos puede deteriorarlos. De hecho, en otra entrada de dueto cocina urbana ya te dimos algunas pautas a seguir a la hora de congelar los alimentos en casa.


Otro dato a tener en cuenta es que, a mayor velocidad de congelación, menos cristales se forman. Sin embargo, si se rompe la cadena del frío y se produce una descongelación, aún siendo parcial, y una posterior recongelación, aparecerán cristales. Es lo que pasa cuando congelamos y descongelamos varias veces un alimento, algo del todo desaconsejable.


Estos cristales no aparecen en el caso de la ultracongelación dada la velocidad del proceso. Ten en cuenta que esa cristalización del agua también puede deteriorar los alimentos.