Maridaje de vino y comida – Tipo de vino

Tener ante sí una comida excepcional puede ser una experiencia gratificante pero, sin duda, el súmmum es un vino adecuado que combine a la perfección con esos alimentos. Esa es la diferencia fundamental para unos verdaderos gourmet que sepan apreciar la excepcionalidad de ambos componentes: alimentos y buen vino.

Hay sumillers que proponen incluso determinados vinos para actos concretos o citas específicas (un merlot rojo rubí para comidas de trabajo, un garnacha para acompañar algo para picar en una reunión de amigos o un tinto joven, sutil, para una cena romántica). Pero el abanico es muy amplio con infinitas posibilidades para probar, experimentar y disfrutar desde un tinto, un blanco, un rosado… existen multitud de vinos para cada ocasión y el acierto en la elección puede ser la antesala de una mejor relación con los amigos, compañeros o la pareja.

Lo que ha de quedar claro es que no hay que ser un profesional para saber elegir un vino correcto que maride con la comida que vamos a servir en casa a los invitados… pero sin duda no es una tarea sencilla puesto que hay que tener en cuenta la comida concreta, el gusto de los comensales, el tipo de encuentro o celebración que se realiza. Hay unas reglas generales que podemos seguir. Y si no siempre nos queda solicitar el consejo a profesionales (de esa bodega del pueblo o barrio donde podemos encontrar variedad de caldos, de revistas especializadas, de programas de radio y televisión, de webs de Internet, etc.).

Hay vinos que se deben dejar para ocasiones especiales (reservas, añadas excelentes… de precio elevado) pero contamos con vinos excelentes por apenas 5 € que nos maravillarán.

Ya no vale lo de un tinto para la carne o un blanco para el pescado, hay que tener en cuenta qué tipo de carne (por ejemplo para caza, un vino del Bierzo), qué tipo de pescado (si es con salsa o no, asado o frito) y hay que tener presente que no se puede ser cerrado de mente… que distintos vinos pueden ir bien y realzar la misma comida e incluso que se pueden romper estereotipos y exponerse con la elección de un vino nada convencional. Lo que sería bueno es explicar a los comensales el motivo de esa elección y las características del vino que nos han hecho elegirlo para acompañar esos alimentos.

Maridaje de vinos y alimentos

• Para carnes a la brasa sin salsas ni excesos de guarnición, un entrecot, un solomillo, lo mejor sería un crianza o reserva (Rioja, Ribera de Duero, Penedés, Somontano, Priorato e incluso algún Vino de la Tierra sin D. O. pero de muy buena calidad que tenga cuerpo, bien elaborado, potente).

• Si maceramos la carne con vino, los expertos recomiendan servir el mismo vino.

• Para un asado de cordero, levemente especiado, un crianza con carácter que no doblegue su aroma y sabor (con tiempo en barrica).

• El pollo, al ser una carne neutra, permite la elección de diversos vinos según su elaboración (para un pollo con patatas, un vino con más cuerpo, un crianza o semi, si se trata de un asado con aderezo aromático incluso iría bien un blanco).

• Los pescados con cuerpo (como el salmón) aceptan bien un tinto joven. Un bonito con pisto puede acompañarlo un rosado. Una fritura de pescado casa mejor con una variedad autóctona del Sur. Pulpos, mejillones y mariscos van perfectos con un Albariño o Verdejo. Al pescado blanco conviene maridarlo con un buen blanco. Rodaballo, Besugo o Lubina al tener mucho sabor pueden presentarse con un blanco de crianza.

• Para la pasta un tinto joven o un rosado (dependiendo de las salsas). Incluso podría elegirse un blanco o cava para un plato de pasta acompañada de salsa marinera o sepia.

Maridajes de vino y quesos.

El maridaje depende de los gustos personales, por eso no hay normas precisas, sino combinaciones más o menos acertadas. El queso ha sido desde siempre un buen “socio” lo cierto es que la variedad de textura, perfume y sabor de los quesos hace mucho más delicada la elección si se desea acertar. Seguir leyendo…

Cada vino tiene una temperatura ideal.

– Si se toma el vino muy frío (a 2 °C o 4 ºC), se empiezan a perder los distintos aromas y se acentúan los sabores ácidos.

– A los 20º centígrados empieza a evaporarse el acetaldehído y comenzara a tapar otros olores del vino. El acetaldehído se produce durante la fermentación, y aporta al caldo ese aroma alcohólico.

– Los tintos con una temperatura inferior a 14º, pueden producir astringencias y un sabor amargo en la cata.

Tipo de vino – Temperatura ideal
Tintos de crianza. 15°-18º
Tintos jóvenes. 10°-14C
Blancos y rosados de barrica. 10°-14º
Rosados. 6°- 10° C
Blancos secos jóvenes. 7°- 11°C
Cavas Brut. 7°- 10°
Cavas semisecos. 6°- 7°
Finos y manzanillas. 6°- 10°
Vinos dulces. 6°- 8°
Moscateles. 12°- 14°
Oportos. 12°- 14°