Para muchas personas, adoptar una dieta equilibrada supone automáticamente renunciar a todos los placeres de la gastronomía y, principalmente, a uno: el chocolate. Por suerte, están del todo equivocados. Precisamente el adjetivo “equilibrado” define a esta forma de alimentación, completamente balanceada y beneficiosa para nuestro organismo.
Para una gran cantidad de personas, renunciar al toque dulce en su vida supone un grandísimo esfuerzo. De hecho, les resulta imposible. Por eso, cuando luchan para cuidar su figura o salud, terminan sucumbiendo a los peligrosos atracones, con la consiguiente culpabilidad. Es por eso que eliminar por completo el chocolate no es beneficioso. Lo importante será saber cuándo comerlo y cómo comerlo.
Las mejores dietas son aquellas que aportan a nuestro organismo todo lo que necesita para cuidar su salud, incluso aquellos alimentos que nos provocan placer. Lo importante será escoger la cantidad y la calidad de los mismos. El chocolate negro por ejemplo, el más puro, no es perjudicial.
¿Por qué exclusivamente esta modalidad? Básicamente porque al contener más porcentaje de cacao, no dejará tanto espacio para los azúcares, cosa que sí ocurre con el chocolate blanco.
Existe un buen número de personas que admiten que el chocolate es una tentación que no consiguen superar entre horas, esos momentos del día en los que nos entra algo de hambre pero es demasiado pronto para comer o cenar. Si necesitas un bocado, lo mejor será decantarnos por alimentos para bajar peso, como los yogures 0,0% o la fruta.
Pero si lo que necesitas es chocolate, siempre puedes probar los bastones de galleta recubiertos de cacao. Son sabrosos y no suponen un exceso de calorías innecesarias. Eso sí, come dos o tres máximo.
Si esta opción te parece demasiado poco para tu “glotonería”, quizá la siguiente te convenza más: Si has conseguido cumplir a rajatabla tu dieta semanal, podrás aprovechar el fin de semana para darte una recompensa en forma de tarta de chocolate, por ejemplo. Se trata de una manera muy efectiva de “premiar” nuestra constancia y que no repercutirá demasiado en la báscula.
Pero si quieres algo más ligero que la tarta, puedes probar el pudin. Estarás comiendo chocolate y el colesterol se verá mucho menos resentido, ya que contiene muchísima menos grasa y tampoco contará con azúcares añadidos.
Otra manera deliciosa de tomar chocolate es con fruta, recubriendo los trozos con una pequeña capa de cacao puro fundido. Esta combinación es perfecta con las fresas o manzanas, pero también con el plátano, por ejemplo.
Como has podido comprobar, una dieta equilibrada no está reñida con pequeños placeres que nos relajen y, a la vez, satisfagan nuestros sentidos, sobre todo el gusto. El chocolate sólo será un enemigo de nuestra salud si abusamos de él.
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