¿Qué son los triglicéridos?

Es muy habitual que al hacernos un análisis de sangre, cuando nos den los resultados nos hablen del colesterol y los triglicéridos. La norma general es quedarnos con la primera parte, ya que sólo con eso sirve para preocuparnos: “Tengo el colesterol alto”. Pero, ¿qué hay de la segunda parte? ¿Qué es? ¿Qué significa que sus valores sean superiores a lo aconsejable?


Los triglicéridos son un tipo de grasa que se encuentra de forma muy frecuente en nuestra dieta y es, además, la forma en la que almacenaremos grasa en el llamado tejido adiposo.


Es importante tener en cuenta que la mayor parte de los lípidos que ingerimos a través de los alimentos son de este tipo, por lo que si nuestra dieta es alta en grasas, lógicamente veremos cómo aumenta también su número, causando lo que se conoce como hipertrigliceridemia, un riesgo cardiovascular de primer orden.


Se estima que la frontera de lo saludable se encuentra en los 200 mg. Con cualquier valor por encima, es aconsejable bajar los triglicéridos, ya que estamos en un riesgo notablemente elevado de sufrir algún tipo de enfermedad coronaria o también de arterioesclerosis por culpa de la acumulación de grasas en las arterias, impidiendo que nuestro torrente sanguíneo circule con normalidad.


Una de las formas más sencillas de reducir los triglicéridos es a través de la dieta, reduciendo notablemente la presencia en ella de las grasas y priorizando la ingesta de las llamadas grasas de buena calidad. ¿Cuáles son estas? Básicamente las mono y poliinsaturadas, presentes en el pescado azul, como el salmón, el atún o el bonito, entre otros.


También es aconsejable reducir o limitar al máximo todo tipo de alimentos que contengan altas cantidades de azúcar, como los dulces o la bollería. Los hidratos de carbono también han de ser vigilados de una forma exhaustiva.


Un aspecto que hemos de tener muy presente es que tanto los triglicéridos y el colesterol son necesarios para nuestro organismo, puesto que deben cumplir una función específica. Por ejemplo, los primeros son un componente que funciona como aislante térmico, son el sostén de muchos órganos y también funcionan como energía almacenada. El problema no es su presencia, sino el exceso de los mismos.


Por eso, la clave radicará en consumir las calorías justas para mantener un porcentaje de grasa adecuado y que sea, además, de buena calidad.


Para poder reducir el nivel de los triglicéridos y del colesterol será aconsejable aumentar el consumo de fibra, sustituyendo el pan blanco por el integral, añadiendo avena a nuestra dieta (sobre todo en el desayuno) o consumiendo tres piezas de fruta cada día.


También deberemos priorizar los vegetales (en ensalada) por encima de cereales, arroz o pasta. Además, elimine la repostería o empanadas en la medida de lo posible, convirtiéndolos en algo excepcional y no en una rutina.


En último lugar, si quieres reducir tus triglicéridos, limita el consumo de azúcar. Utiliza sustitutivos para endulzar tus bebidas, como por ejemplo la estevia. Tampoco deberías tomar frutas en almíbar y apostar por los zumos naturales en vez de los envasados o procesados.