Riesgos y efectos de la comida rápida

La comida rápida es uno de los inventos alimenticios de las últimas décadas, invadiendo prácticamente todas las ciudades del mundo. Se trata de una forma de comer que se ha sabido amoldar a la rutina de las personas: nos lleva poco tiempo, es relativamente barata y, además, tiene un sabor intenso que suele gustar a la mayoría de las personas.


Los menús que ofrecen a los clientes suelen ser muy básicos, siendo los fritos, como patatas o aros de cebolla, las hamburguesas (conocidas como ‘burger’) o las pizzas las comidas más habituales. Al no disponer de mucho tiempo para comer, o tener que hacerlo diariamente fuera de casa, es muy habitual terminar cayendo en ella.


Pero, ¿es la comida rápida tan perjudicial como realmente se dice? Si nos centramos únicamente en el aspecto nutricional, nos encontramos con una altísima densidad energética y calórica junto con la presencia de una gran cantidad de grasas, colesterol y sodio.


Con estos datos, es imposible que esta clase de alimentación no engorde y no entrañe un serio riesgo de padecer problemas como la obesidad. Otro efecto que podríamos denominar colateral del consumo de comida rápida es que suele estar acompañada de una reducción de la cantidad de frutas y verduras que ingerimos, perdiendo todos los nutrientes y beneficios que encierran.


Hemos de ser conscientes que abusar habitualmente de las ‘burgers’ puede traernos graves efectos a nuestra salud. El primero de ellos es el de sobrealimentación. Su gran cantidad de calorías nos proporcionarán un 50% más de las necesarias, lo que conllevará una ganancia de peso y posibilidad de padecer obesidad.


Además, comidas como la pizza, las alitas de pollo, los aros de cebolla o las patatas fritas pueden provocar todo tipo de enfermedades cardiovasculares y una seria hipercolesterolemia.


También correremos el riesgo de padecer un menor desarrollo de la masa ósea o estreñimiento ocasionado por el bajo consumo de fibra y alimentos crudos, como por ejemplo las frutas o las verduras. Junto a todo esto, también es habitual la presencia de caries en nuestras piezas dentales, culpa de la gran cantidad de azúcar de este tipo de comida.


En último lugar, la sobresaliente presencia de sodio provocará una alteración significativa del sentido del gusto. Los conservantes y potenciadores de sabor influirán en un aumento general del apetito.


Como hemos podido comprobar, el riesgo de padecer enfermedades serias es muy elevado. Nos referimos a inconvenientes de salud como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, enfermedades del corazón o arterioesclerosis.


Todo esto provoca que el consumo de comida rápida deba ser controlado y vigilado, sobre todo en niños y personas con riesgo de padecer problemas cardiovasculares. No en vano, cuidar nuestra salud y nuestra alimentación nos ayudará a disfrutar de una vida mucho más saludable.